Con la gorra de oficial ladeada y su chaqueta de cuero, Robert Lewis era
la viva imagen de un veterano piloto de bombarderos americano de la
Segunda Guerra Mundial. Pero aquella noche del 6 de agosto de 1945, Lewis pilotaba su primera misión de combate a los mandos del
Enola Gay, un bombardero B-29.El coronel Paul Tibbets era el comandante
de la misión. Lewis era su copiloto y ambos volaban hacia los libros de
Historia.De carácter y temperamento distintos, fueron seleccionados de
entre todos los pilotos de las Fuerzas Aéreas de EEUU para la misión más
crucial de la contienda, lanzar la bomba atomica sobre Hiroshima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario