JACK DANIEL´S, La clave es el carbón

Todos los que han tenido la suerte de sentarse alrededor de una botella de whiskey Jack Daniel´s habrán notado que, en cierto momento, la conversación deriva inevitablemente hacia el destilado que se está bebiendo. Que cómo lo harán; que muera el whisky escocés y viva Jack; que regálenme uno para mi cumpleaños; que no se lo tomen entero... Y, seguramente, esos mismos afortunados habrán examinado la pesada botella, con los ojos entrecerrándose sobre su clásica etiqueta negra, que es la misma desde hace cien años y que en sus letritas más chicas dice: Lynchburg.
 Al Pacino sólo encarga Jack Daniel´s cuando llega al Waldorf Astoria, en Perfume de mujer. Y Michael Anthony, bajista de Van Halen, se empina largos y aniquiladores sorbos de lo mismo sobre el escenario. O por qué una buena película no puede prescindir de una buena cantidad de tipos rudos pidiendo, displicentemente, Jack Daniel´s en las barras de algún sitio dudoso.
Estamos, entonces, hablando de una pequeña leyenda. De una santería, cuyo paganismo quizá tiene sólo un siglo, pero cuya feligresía crece y crece.
Jack Daniel´s está dentro de los bourbon, pero no del todo. Como su proceso de elaboración es algo distinto, tiene su propia denominación de origen: Tennessee Sour Mash Whiskey.
        
 "Cuando bebo un whisky me siento otro hombre, y este otro hombre necesita otro whisky." De El libro del amante del whisky.

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